En una isla caracterizada por sus pocas elevaciones, Monte Toro, con 357 metros de altitud, es el punto más alto de Menorca.

Una columna de marés coronada por un Cristo de bronce da la bienvenida a los visitantes a la llegada a la montaña. La estatua, construida en 1944, supone un homenaje a todos aquellos menorquines que fallecieron durante la guerra de Marruecos, en 1925.

En la cima de Monte Toro, centro geográfico de la isla, se encuentra el santuario de la Mare de Déu del Toro, patrona de Menorca, construido por los monjes agustinos en el siglo XVII sobre una iglesia gótica.
La iglesia está precedida por un patio con un pozo central rodeado de muros y edificaciones, y en su interior todavía se conserva una estatua de la Virgen tallada en madera.

Tras ser abandonado en 1835 el edificio estuvo deshabitado hasta que los franciscanos lo volvieron a ocupar en 1880. Afectada por la Guerra Civil, la iglesia fue profundamente restaurada y, actualmente, las monjas franciscanas se encargan de su conservación y de la atención a los ejercicios espirituales.